
A un año de su asesinato, ni perdón ni olvido.
Matar a un maestro, ¡flor de símbolo!
En este bendito país parece que se puede matar un maestro por serlo, por enseñar, por pensar y por luchar por la dignidad.
Matar a un maestro
a traición, desde la oscuridad impune;
a quemarropa, debían silenciarte, Carlos;
con la complicidad del poder, del tener, del amo...
¡Flor de símbolo! Una descripción casi perfecta de la trama que enlaza corrupción, mafia, regalías petroleras, ambición. Una trama que necesitó asesinar un maestro para afirmarse, para imponerse.
Matar al conocimiento, al tipo de la calle que cree en la justicia y que tiene esperanza. No fue al azar, Carlos, sabían quién eras y a quién callaban.
Flor de símbolo, matar a un maestro...
símbolo de los bestias que nos gobiernan, símbolo de la impunidad que nos rodea...
ResponderEliminar